Aunque la uretra es fácilmente accesible a la exploración física, sus afecciones son infrecuentes y, por tanto, a menudo no se diagnostican. Desde el punto de vista anatómico, se trata de un conducto musculomembranoso donde desembocan las glándulas parauretrales. En cuanto a su embriología, se relaciona con la del resto del aparato urogenital. La resonancia magnética (RM) pélvica, la fibroendoscopia uretrovesical y la uretrocistografía son las exploraciones complementarias que permiten estudiar la morfología uretral. La mayoría de las malformaciones forman parte de un cuadro polimalformativo. El tratamiento del divertículo uretral es quirúrgico. Las enfermedades infecciosas uretrales rara vez son aisladas. En cambio, pueden afectar de forma específica a las glándulas parauretrales. Los traumatismos de la uretra son esencialmente iatrogénicos y obstétricos.