Los traumatismos faciales de la población pediátrica requieren un tratamiento adecuado. Debido a las peculiaridades fisiológicas y anatómicas propias de esta población, este tratamiento puede diferir del aplicado en los adultos. La exploración física será suave y hay que evitar cualquier dolor inútil. Las exploraciones radiológicas que pueden realizarse en los adultos no siempre son factibles en los niños, lo que puede aumentar la frecuencia de exploraciones mediante tomografía computarizada (TC), a pesar de la sensibilidad pediátrica a los rayos X. La exploración física adecuada permite orientar mejor las pruebas de imagen en función de los signos clínicos. El tratamiento variará tanto en lo referente a sus modalidades técnicas (adaptación de las osteosíntesis, prioridad de los tratamientos funcionales) como a la menor duración de la inmovilización. En los traumatismos de los tejidos blandos, se establece una diferencia entre las heridas simples y aquéllas con riesgo de lesión de los órganos nobles. Los traumatismos dentales requieren una descripción perfecta, debido a su repercusión futura social y económica. En este artículo se describen las distintas fracturas, enumeradas por orden de frecuencia: fracturas de los huesos propios nasales, fracturas alveolodentales, fracturas mandibulares, fracturas del hueso cigomático, fracturas del piso orbitario, etcétera. Se describen desde los puntos de vista etiopatogénico, clínico y de las pruebas complementarias. En cada caso, se indica el tratamiento. La iconografía permite apreciar el aspecto radiográfico de las distintas fracturas.