El tratamiento quirúrgico de las fracturas del extremo superior del húmero sólo se plantea después de analizar de forma cuidadosa tres criterios: el estado del paciente, el estado del hombro afectado y el tipo de fractura. La colocación del paciente es igual para todos los tipos de tratamiento (semisedestación, amplificador de imagen). Los elementos radiológicos relevantes para la decisión son el estado de la bisagra medial, la existencia de un espolón medial contiguo a la cabeza y la posible conminución medial. Se pueden utilizar dos vías de acceso: la vía deltopectoral permite su uso en todas las situaciones; la vía superolateral permite un acceso más fácil a las tuberosidades. Con independencia del acceso, el plano que se debe buscar es el de la bolsa subacromial, rellena por el hematoma de la fractura, que permite rodear el extremo superior del húmero sin riesgo. Se deben respetar al máximo las inserciones periósticas de los distintos fragmentos. Con independencia del tipo de osteosíntesis, se debe prestar una atención especial a la posición del material, que debe ser estrictamente intracefálico. La elección de la osteosíntesis depende de la calidad del hueso y de la conminución medial. Con independencia del tipo de artroplastia escogido, hay que prestar una atención especial a la calidad de la reinserción de las tuberosidades. El ajuste en altura y en retroversión de las hemiartroplastias es esencial para obtener un buen resultado. La elección de la artroplastia depende de la edad del paciente, del tipo de fractura y del estado del manguito de los rotadores. En cualquier caso, se trata de una cirugía difícil, que debe seguir varias normas. Existen numerosos elementos vasculonerviosos circundantes y el riesgo de complicaciones neurológicas es elevado, con independencia de la técnica utilizada, incluidas las osteosíntesis percutáneas. Nunca se debe olvidar que el tratamiento ortopédico es una opción terapéutica que también hay que tener en cuenta.