La cirugía conservadora de la artrosis de cadera secundaria a un trastorno morfológico del cotilo continúa manteniendo sus indicaciones. Entre las distintas técnicas conservadoras, la utilización topes óseos en la cadera sigue teniendo un lugar privilegiado debido a la relativa rapidez de la recuperación postoperatoria. Tras las primeras tentativas realizadas por M. Lance, las técnicas de colocación de topes óseos han ido evolucionando. Esta evolución afecta fundamentalmente a las vías de abordaje y al modo de fijación del injerto. Como en cualquier cirugía de la cadera, las incisiones y las liberaciones de partes blandas tienden a minimizarse (miniinvasivas), lo que supone una simplificación del seguimiento operatorio y una recuperación más rápida. Se indica una cirugía de tope óseo cuando existe una anomalía de cobertura de la cabeza femoral secundaria a una displasia aislada del cotilo, fundamentalmente cuando el techo del acetábulo es horizontal. El pinzamiento articular debe ser mínimo o, en todo caso, inferior al 50% del espesor normal de la interlínea y no ha de existir excentricidad de la cabeza femoral. En caso de que haya una anomalía de orientación de la extremidad superior del fémur (valguización, varización, exceso de anteversión, etc.), debe corregirse, siempre que sea posible, en el mismo acto quirúrgico. Si la indicación y la técnica quirúrgica son correctas, se puede esperar una ralentización de la evolución de la artrosis durante un período superior a los 10 años. La edad límite para una cirugía de tope óseo de cadera se sitúa alrededor de los 40 años.