Existen 40 tipos de tumores diferentes que pueden afectar a la glándula parótida. Los tres más frecuentes son el adenoma pleomorfo, el tumor de Warthin y los cánceres. La orientación diagnóstica ante un tumor parotídeo es tanto clínica como con pruebas de laboratorio. Las exploraciones más importantes son la resonancia magnética (RM) y la punción-aspiración con aguja fina ecoguiada. Estas dos exploraciones permiten, en la mayoría de los casos, estimar con relativa precisión el tipo de tumor parotídeo antes del tratamiento. El tratamiento de los tumores parotídeos suele ser quirúrgico, aunque en algunos casos muy particulares se puede plantear una vigilancia, esencialmente por RM. Se debe informar al paciente de una posible lesión del nervio facial antes de cualquier cirugía parotídea que pueda causar una parálisis facial postoperatoria, transitoria o definitiva. La cirugía debe permitir la resección completa del tumor en zona sana y ser lo más conservadora posible con respecto al nervio facial. Se suele realizar un estudio histológico peroperatorio asociado a la parotidectomía, cuyo resultado hará que se adapte la intervención quirúrgica, en particular con realización de un vaciamiento celuloganglionar asociado a una parotidectomía total en caso de cáncer. La actitud terapéutica posterior de un tumor parotídeo (vigilancia, estudio de extensión, tratamientos adyuvantes, etc.) dependerá del análisis patológico definitivo de la pieza de resección quirúrgica. Es aconsejable que los cánceres parotídeos se notifiquen a una red de datos específica (p. ej., en Francia, la REFCOR [Réseau d'Expertise Français sur les Cancers ORL Rares]).