El tratamiento de los trastornos de la deglución se basa en una anamnesis rigurosa, una exploración física y la realización de pruebas complementarias cuyo objetivo es precisar mejor los trastornos y orientar el estudio etiológico. El estudio debe constar como mínimo de una nasofibroendoscopia de deglución y/o una exploración videofluoroscópica de la deglución. Esto no se recomienda como primera elección si se sospechan broncoaspiraciones importantes, en particular en caso de congestión bronquial y de infecciones broncopulmonares repetidas y graves. El tratamiento de estos trastornos requiere un enfoque pluridisciplinario y se basa en el tratamiento etiológico asociado a una rehabilitación logopédica y un tratamiento nutricional en la mayoría de los casos. La mejoría de los síntomas suele ser lenta y laboriosa. La traqueotomía está indicada en los pacientes que presenten trastornos graves de la deglución con repercusión pulmonar, porque agrava los trastornos preexistentes. La cirugía de los trastornos de la deglución tiene un objetivo en la mayoría de los casos paliativo y se debe reservar a pacientes seleccionados.