El ganglio centinela es el primer ganglio que drena el territorio del tumor. El concepto de ganglio centinela se basa en la noción de progresión ordenada, sin salto de escalón de las células tumorales, a partir del tumor primario a lo largo de los conductos linfáticos aferentes hacia el primer relevo ganglionar. La linfogammagrafía es actualmente la técnica de referencia para la localización de este ganglio, pero se están evaluando nuevas técnicas. El procedimiento quirúrgico suele ser rápido, pero requiere un aprendizaje. En el estudio patológico se utilizan técnicas de histología estándar y de inmunohistoquímica, asociadas en mayor o menor medida a técnicas de biología molecular. El objetivo de este examen es buscar las micrometástasis que señalan la invasión ganglionar. Si el ganglio no está afectado, los demás ganglios estarán sanos y, por lo tanto, el vaciamiento ganglionar, cuya morbilidad no es despreciable, no será de utilidad. Si el ganglio está invadido, se plantea la cuestión de un posible vaciamiento ganglionar, cuyo beneficio no se ha demostrado por el momento, sobre todo respecto a la supervivencia global. Sin embargo, el estado del ganglio centinela (invadido o no) es un factor pronóstico principal. El riesgo de recidiva del melanoma es más importante en los pacientes con afectación del ganglio centinela que en aquéllos en quienes está indemne. El estado del ganglio centinela permite por último identificar las subpoblaciones de pacientes que puedan recibir un tratamiento adyuvante con inmunoterapia, que está en auge en los últimos años, así como ajustar la vigilancia del paciente, que será de por vida. También es un elemento necesario a menudo para la inclusión en un ensayo clínico.