Los tumores del pene son los tumores urogenitales menos frecuentes; en ellos predomina el carcinoma epidermoide. Los tumores no epiteliales son excepcionales. Afectan mayoritariamente a los varones, no circuncidados, entre la quinta y la séptima décadas de la vida. Los tumores se desarrollan principalmente en el glande y el prepucio, y su diagnóstico se basa en la biopsia. Las pruebas de imagen son esencialmente necesarias si existe duda sobre una posible extensión local hacia el cuerpo esponjoso y los cuerpos cavernosos, así como para buscar una posible afectación ganglionar inguinal. Las dos exploraciones esenciales para evaluar la extensión local son la resonancia magnética y la eco-Doppler. Los primeros puntos de paso ganglionares son inguinales. Si se palpa una adenopatía inguinal, están indicadas la tomografía computarizada (TC) abdominopélvica y la tomografía por emisión de positrones acoplada a TC (PET-TC) con 18-fluoro-desoxi-glucosa (18-FDG). En caso de tumor peneano con riesgo de extensión ganglionar sin que se palpe adenopatía, se recomienda el estudio del ganglio centinela. El pronóstico de los tumores localizados es muy bueno. En cambio, es malo si existe extensión ganglionar.