La acumulación de los efectos del envejecimiento fisiológico y patológico puede tener consecuencias desastrosas sobre la función de equilibrio y la locomoción. Las personas debilitadas pueden entrar de repente en una fase de descompensación postural a consecuencia de una lesión aparentemente benigna del pie, la cual, sin embargo, puede tener una repercusión funcional considerable. Conocer los efectos principales del envejecimiento en el segmento distal del miembro inferior así como el papel del tobillo y el pie en la regulación postural son elementos fundamentales para establecer las bases de la rehabilitación. Situaciones funcionales como el pie doloroso, el pie rígido, el pie trófico y el pie mal calzado se combinan a veces para producir un cuadro clínico complejo. Es necesaria una exploración precisa del pie en el marco de un enfoque global de la persona anciana para orientar de la mejor manera posible la atención médica. La rehabilitación, que tiene en cuenta tanto el aspecto sensorial como la función efectora del pie, ayuda a mejorar el equilibrio y el pronóstico funcional. Esta rehabilitación, independientemente de las técnicas manuales para el propio pie, supone un trabajo de las transferencias, del equilibrio en posición de pie y de la marcha en el que se pone un énfasis especial en la calidad de los apoyos. Se deben establecer vínculos constructivos entre masajista-kinesiterapeuta, pedicuro-podólogo y podoortesista para obtener los mejores resultados tanto en el campo preventivo como en el curativo. La gran heterogeneidad de la población anciana debe llevar a los profesionales a distinguir claramente las posibilidades de actuación en las llamadas personas vigorosas, en las personas dependientes y en las personas frágiles.