La enfermedad de Crohn se caracteriza por una inflamación focal granulomatosa del tubo digestivo que evoluciona, en general, de manera crónica y fluctuante hacia una fibrosis estenosante, abscesos y fístulas. Su causa todavía es desconocida, pero se ha establecido la existencia de una disbiosis intestinal y de una respuesta inmunitaria e inflamatoria inadecuada. Puede afectar a cualquier zona del tubo digestivo, pero se localiza principalmente en el colon, la parte terminal del intestino delgado y la región anoperineal. Se inicia con frecuencia en los adolescentes o los adultos jóvenes y plantea un problema de salud pública debido a su prevalencia, su cronicidad y su potencial gravedad. Expone poco a un riesgo vital, pero a veces altera fuertemente la calidad de vida. Alrededor del 50% de los pacientes deberán someterse algún día a una intervención quirúrgica. El tabaquismo es un factor agravante y, por lo tanto, es esencial conseguir su detención. Los tratamientos médicos están dominados por los inmunomoduladores (en especial lo análogos de las purinas y los antifactor de necrosis tumoral alfa [anti-TNF-α]), y el lugar de la corticoterapia disminuye. Los objetivos terapéuticos incluyen ahora no solamente la obtención de una remisión clínica, sino también la mejora de las lesiones (cicatrización mucosa) para reducir las complicaciones y la aparición progresiva de lesiones irreversibles, fuente de incapacidad definitiva. La actitud terapéutica de la enfermedad y de los tratamientos requiere una buena articulación entre los diferentes actores sanitarios y una educación del paciente.