Anatomía y biomecánica del antepié - 13/11/18
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Resumen |
El antepié es una entidad anatomofuncional amortiguadora y propulsiva compuesta por cinco cadenas cinemáticas libres denominadas radios. También es un sensor sensitivo y sensorial para la función del equilibrio. El antepié está unido al resto del pie por el complejo articular de Lisfranc, que forma una bóveda transversal alejada del suelo en su parte medial, mientras que las cabezas metatarsianas están en un mismo plano apoyadas en el suelo. Se trata de una estructura deformable viscoelástica de geometría variable. Puede soportar tensiones muy elevadas durante tiempos muy breves de unos milisegundos. En su papel de efector final del mecanismo neuromuscular de la marcha, debe ser capaz de proporcionar la potencia propulsiva, de aumentar su rigidez y de liberar de forma progresiva o instantánea sus grados de libertad articular para adaptar su forma. Sus 23 espacios articulares tienen varios grados de libertad que le permiten miles de combinaciones para la fluidez y la precisión de los movimientos. Mientras que la movilidad del retropié es unidireccional hacia el varo, la del retropié es bidireccional, lo que permite los movimientos de pronosupinación. Su funcionamiento biomecánico es estereotipado y parecido en todas las personas, al igual que el trayecto de los baricentros, el desarrollo de los apoyos, el orden de distribución de los picos de presión y la adaptación a la velocidad de marcha. En cambio, las distribuciones de las presiones son muy variables en una misma persona y entre las distintas personas. Asimismo, se observan variaciones anatómicas y morfotípicas importantes. Al nivel del miembro inferior, conviene preferir la estabilidad a la movilidad. Aunque la artrodesis de la primera articulación metatarsofalángica es concebible, en cambio, al nivel de la articulación de Lisfranc lateral y de las articulaciones metatarsofalángicas laterales, donde la movilidad es funcionalmente indispensable, su bloqueo por fusión ósea es incompatible con la marcha. La «parábola distal», formada por los metatarsianos y las articulaciones metatarsofalángicas, está organizada en mecanismos resistentes, finos y precisos, para distribuir y dirigir la carga. Su armonía de forma es fundamental. La función de los dedos recurre a una acción muscular potente y sutil para garantizar su apoyo pulpar, indispensable para una marcha propulsiva.
El texto completo de este artículo está disponible en PDF.Palabras clave : Biomecánica, Antepié, Tensegridad, Marcha, Carrera
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