La alergia respiratoria puede manifestarse por un asma alérgica y/o por una rinitis alérgica. La rinitis alérgica provoca una importante alteración de la calidad de vida, deformidades del macizo facial en el niño, síndrome de apnea del sueño e incluso una evolución secundaria hacia asma. La alergia respiratoria se asocia a asma en el 50-80% de los niños asmáticos. Se trata del primer factor de riesgo de asma persistente durante la infancia. La alergia respiratoria se asocia a un peor control del asma y a un incremento de la necesidad de cuidados médicos. Su detección precoz y su diagnóstico son por lo tanto parte integrante de la actitud terapéutica de todo paciente asmático. Su tratamiento permite prevenir posibles factores desencadenantes de exacerbación del asma y se basa en medidas relativas al entorno y en la inmunoterapia específica, incluso un tratamiento biológico cuando el asma es grave.