Paro cardíaco - 01/11/17
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La muerte súbita extrahospitalaria, definida como un paro cardiorrespiratorio (PCR) inesperado y sin causa extracardíaca evidente, afecta a alrededor de 25.000 personas al año en Francia. Las principales causas son la cardiopatía isquémica (infarto de miocardio o cardiopatía isquémica crónica), las cardiopatías estructurales (cardiopatía hipertrófica, dilatada, etc.) y las cardiopatías eléctricas (síndrome de Brugada, QT largo, etc.). El tratamiento prehospitalario se basa en la cadena de supervivencia, que comporta varios eslabones. El primer eslabón se basa en la identificación precoz del PCR, que conduce a la llamada al servicio de emergencias. Tras la identificación del PCR, el segundo eslabón se basa en la reanimación cardiopulmonar básica, cuya piedra angular es el masaje cardíaco externo. El tercer eslabón está formado por la desfibrilación precoz en caso de ritmo desfibrilable. Finalmente, el último eslabón está constituido por la reanimación especializada, en cuanto llega el servicio prehospitalario medicalizado. Comporta la continuación del masaje cardíaco externo, la intubación orotraqueal y el empleo de medicamentos en función del ritmo inicial (adrenalina o amiodarona). Finalmente, a veces está justificado recurrir al establecimiento de una asistencia circulatoria externa en ciertos paros cardíacos llamados refractarios. En los pacientes que llegan vivos al hospital (30%), el tratamiento hospitalario comporta un proceso diagnóstico y terapéutico estandarizado. En el plano diagnóstico, los exámenes pretenden buscar las causas más frecuentes y deben incluir un electrocardiograma, en algunos casos una coronariografía (con angioplastia coronaria en caso necesario) y, en ocasiones, una tomografía computarizada cerebral y torácica. En el plano terapéutico, la aparición, frecuente, de un estado de choque tras la resucitación puede requerir una optimización volémica, un soporte vasopresor o un tratamiento inótropo. Finalmente, la principal causa de mortalidad entre los pacientes que ingresan vivos es secundaria a los daños neurológicos de origen anóxico-isquémico. En la actualidad, se recomienda aplicar un control térmico dirigido (con una temperatura comprendida entre 32 y 36°C) para luchar contra este fenómeno. A pesar de los avances recientes, la supervivencia después de un PCR es inferior al 10%. Sin embargo, si bien el pronóstico es sombrío, los resultados recientes muestran una mejora progresiva de la supervivencia, en particular debida a una mejor formación del gran público sobre los actos de primeros auxilios.
El texto completo de este artículo está disponible en PDF.Palabras clave : Paro cardíaco, Muerte súbita, Reanimación cardiopulmonar, Masaje cardíaco externo, Desfibrilación, Hipotermia terapéutica, Pronóstico
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