Anestesia del paciente ambulatorio - 12/03/10
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Una alternativa frente a la hospitalización «tradicional», que necesita alojamiento, es la cirugía ambulatoria, que permite al paciente regresar a su domicilio el mismo día en el que se le realizó una intervención quirúrgica en un ámbito técnico hospitalario. En algunos países, la reglamentación precisa de la cirugía ambulatoria data de principios de los años 90. Esta modalidad se considera beneficiosa en términos de organización del sistema de salud pública, de calidad de la atención y de satisfacción de los pacientes; además, implica una reducción de los costes en materia sanitaria. Los criterios de selección de los pacientes para la cirugía ambulatoria son de diversos órdenes: médicos, psicosociales y ambientales. La mayoría de las afecciones ya no contraindican el modo ambulatorio. Sin embargo, algunas deben considerarse según su gravedad y los riesgos potenciales. Al parecer, la edad influye de forma significativa en la evolución postoperatoria después de los 85 años. Dado que el riesgo imprevisto de hospitalización en esta población es más elevado, hay que tenerlo en cuenta e informar de ello al paciente y a su familia. La premedicación no se administra de forma sistemática en cirugía ambulatoria y se reserva para los pacientes ansiosos y los niños. La mejor «premedicación» reside en el diálogo durante la consulta de anestesia y en la calidad de la acogida al paciente. A pesar de los adelantos de la anestesia locorregional, la anestesia general se usa todavía en el 75% de las anestesias practicadas en modo ambulatorio. La administración de anestésicos locales de forma simultánea, mediante infiltración o por bloqueo periférico, tiene la finalidad de disminuir la morbimortalidad perioperatoria y la duración de la permanencia en la sala de cuidados posquirúrgicos (concepto de fast-tracking). El uso de morfínicos ha de sopesarse en todos los casos debido a los efectos adversos que pueden retrasar el alta. Cualquier tipo de sedación debe implicar el respeto por las condiciones óptimas de seguridad y de control. La anestesia locorregional, todavía poco aprovechada, permite reducir las náuseas y los vómitos postoperatorios, así como los costes, y proporciona una analgesia postoperatoria eficaz. La colocación de un catéter perineural con el fin de reducir el dolor postoperatorio es posible. Para determinar la idoneidad del alta, la puntuación más utilizada actualmente es el PADSS o el PADSS modificado, que algunas veces se asocia a las recomendaciones de Korttila. El índice de complicaciones en cirugía ambulatoria es muy bajo; las rehospitalizaciones no programadas se sitúan entre el 0,26-2,6%. La mayor proporción de admisiones no programadas se produce en ginecología y en urología, esencialmente a causa de las hemorragias o de dolores que no pueden controlarse en el domicilio.
Le texte complet de cet article est disponible en PDF.Palabras Clave : Cirugía ambulatoria, Dolor, Náuseas y vómitos, Reglamentación
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