Nutrición en cuidados intensivos - 16/04/24
Resumen |
La nutrición artificial en cuidados intensivos proporciona nutrientes a los pacientes que no pueden comer o cuya ingesta es inadecuada. La acumulación de una deuda energética y, sobre todo, proteínica favorece el desarrollo de secuelas funcionales que pueden durar más allá de la estancia hospitalaria. Se debe realizar una evaluación precisa del estado nutricional al ingresar en cuidados críticos, utilizando herramientas como los criterios de la Global Leadership Initiative on Malnutrition (GLIM) y las escalas Nutrition Risk Screening 2002 (NRS-2002) y Nutrition Risk in the Critically Ill (NUTRIC). Las necesidades energéticas diarias deben medirse mediante calorimetría indirecta para determinar el gasto energético en reposo (GER). La ingesta es inferior al 70% del GER en la fase aguda, aumentando hasta el 100% al cuarto día. En ausencia de esta tecnología, los objetivos calóricos y proteínicos se estiman en 12-25 kcal/kg/día y 1,3 g/kg/día, respectivamente. En los pacientes obesos, se prescribe una nutrición isocalórica y rica en proteínas en función del peso ajustado. Si no es posible la ingesta oral, debe instaurarse la nutrición enteral precoz (<48 horas) como tratamiento de primera línea. Si la nutrición enteral está contraindicada, puede prescribirse nutrición parenteral precoz a pacientes con riesgo nutricional (NUTRIC >5). En caso de intolerancia digestiva alta, debe instaurarse un tratamiento procinético tras comprobar el intervalo QT. En caso de ingesta inadecuada (<60% del objetivo), se administra nutrición parenteral complementaria entre los días 4 y 7. Por último, una ingesta de proteínas adecuada combinada con ejercicio físico puede mejorar el pronóstico funcional de los pacientes al alta de cuidados intensivos.
Le texte complet de cet article est disponible en PDF.Palabras clave : Nutrición artificial, Nutrición enteral, Nutrición parenteral, Síndrome de renutrición, Debilidad muscular
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