Los dolores lumbares y/o radiculares tras una cirugía de la columna, denominados con el término anglosajón failed back surgery syndrome, agrupan todo un abanico de estados patológicos complejos multifactoriales donde el dolor persiste más de 3 meses tras una cirugía de la columna. Su tratamiento se basa en un estudio minucioso de las características del dolor, del modo de aparición, de los elementos clínicos y las pruebas complementarias preoperatorios, de los factores de cronicidad y de las comorbilidades asociadas. La resonancia magnética es la prueba de imagen de elección que permite explorar en primer lugar una complicación precoz infecciosa o hemorrágica y, a continuación, permite realizar un estudio lesional, en concreto detectar una recidiva de hernia discal, una ausencia de fusión vertebral, discopatías degenerativas, una estenosis espinal foraminal o central, etc. Con frecuencia las lesiones son mínimas, y la discordancia entre dolor, incapacidad y prueba de imagen poco concluyente obliga a buscar un dolor neuropático. Independientemente de los factores etiológicos, la valoración y el tratamiento suelen ser casi siempre multidisciplinares, favoreciendo en primer lugar el tratamiento médico, que asocia una rehabilitación funcional, un tratamiento médico analgésico, antiepiléptico o antidepresivo en caso de dolor neuropático, una neuroestimulación transcutánea, un tratamiento de los trastornos cognitivos, psicológicos o de los factores sociolaborales. Las indicaciones de un tratamiento quirúrgico son poco frecuentes y deben discutirse con un cirujano tras realizar una valoración completa clínica y mediante pruebas complementarias.